jueves, 28 de octubre de 2010

LOS LUNES DEL SAPO (Testimonio de Róger Santiváñez)

Shot like a bullet/ through the neon night
-James Schuyler-

HACIA 1992 el mundo parecía derrumbarse en Lima, Perú, sur de América. La guerra civil estaba en su punto culminante. En ese instante se le ocurrió a Piero Bustos –músico y compositor líder del grupo Delpueblo- organizar en el bar ‘Las Rejas’ del jirón Quilca, presentaciones nocturnas –todos los lunes- de rock y poesía. Para ello contó con mi apoyo y el de Willy Gómez, quienes fuimos los poetas que leímos la fecha inaugural; y también con la militancia desinteresada del extinto y querido Grover Gambarini, a la sazón miembro principal del círculo intelectual-bohemio que rodeaba al gran actor nacional Hudson Valdivia en la movida culturosa de Quilca.

ASI FUE como por espacio de dos años, el epicentro de la poesía radical y del rock subterráneo (entre otras tendencias limeñas del rocanrol) se dio cita en el torbellino tumultuoso, efusivo, espiritual y espirituoso del bar ‘Las Rejas’, en cuyo fondo espectral se escenificaba –cada noche de lunes, la catharsis artística que la juventud de Lima necesitaba a gritos en aquel momento. Grover Gambarini actuaba como maestro de ceremonias, con el uniforme punk, mientras –por ejemplo- Richy Lakra y los ‘poetas del Asfalto’ se desgañitaban con sus aguerridos versos en la garganta. También recuerdo a los remanentes de Neón, Estación 32, Cultivo, Vanaguardia, Geranio Marginal, Zafarrata, Noble Katerva, Aedosmil, todas agrupaciones poéticas de los 90s – un tanto ya dispersas- pero que volvían a la carga para los ‘miércoles del Sapo’ de Piero Bustos, cuando no Domingo de Ramos y su bandera negra de Kloaka. O la belleza y lucidez de la poeta Dalmacia Ruíz-Rosas.

CABE señalar que esta nota artístico-callejera empezó a fines de la década del 80 cuando Piero Bustos y Jorge, el Negro Acosta, decidieron organizar los “Quilca Chous” en pleno boulevard. Me tocó abrir la primera tarde leyendo poesía con un megáfono en la mano. Al costado del cine Colón, junto al puesto de Acosta se congregaron varias noches – en colaboración con el “Comité Killka” de la poeta y activista Mary Soto (ex-Kloaka) para presentar la fórmula sagrada de poesía & rock. Delpueblo, Voz Propia, Los Mojarras, Eutanasia. También se contaba con la participación de los artistas plásticos del colectivo NN de Alfredo Márquez y Alex Ángeles, Pp Lucho García y el brillante Enrique Wong, fallecido antes de tiempo. Y algunos actores de teatro, por ejemplo del grupo “Clavo & Canela” y “Kuerpo” o de lo que había sido “Ulkadi”, a la sazón “Nonato” con Miguel Blásica y la talentosa Martha Gutiérrez.

DE AQUELLAS noches terribles, con mi trago en la mano, usualmente situado en las gradas que comunicaban hacia el fondo de ‘Las Rejas’, donde se ubicaba el estrado; recuerdo una en especial, el día en que tocó “Dogma SS” banda hardcore de Daniel F ya que ésa fue la ocasión en que el F y Montaña se dieron la mano, después de mucho tiempo. Digo especial porque eso generó la posterior reunificación de Leuzemia, grupo separado desde 1986. Milagro –indirecto- de Piero Bustos. Igualmente recuerdo a mi queridísimo compinche de mil amanecidas –desde los días del Movimiento Kloaka- Edgar Barraza, “Kilowatt” rompiendo la abulia con su rocanrol incomparable. Otros grupos:”Cabaret Rojo”, “Los que quedan”, “Actitud Frenética” muy asiduo, y ultra-subtes como “Desconcierto”, “PTK”, “Ilusión Marchita”, “Deformales”, “Mala Fe”, “Psicósis” -entre los que ahora saltan a mi memoria- así como el poeta Josemári Recalde –especie de Rimbaud en Quilca- , Ricardo Quesada y sus acciones “Desakato”, las poetas Silvia Vidalón, Lucía Mendo, Virginia Macías, Mary Garay. Y la musa principal Nelly Gutiérrez, directora de la revista “Polvo Enamorado”.

LO RESALTANTE es que Piero Bustos no sólo organizaba cada encuentro de los unes en ‘Las Rejas’, sino que se daba tiempo para montar un periódico mural para cada fecha. Poesía, fotocopias, manifiestos de las vanguardias históricas y las neo-vanguardias, recortes, fotos, dibujo y pintura (de Ostolaza, Ocampo, Niquen) conformaban el panel de cada edición. La pared principal del bar, a la entrada, servía de soporte a “El Sapo” porque así se llamaba el periódico, en homenaje a todos los “sapos” que quisieran verlo y leerlo, dando rienda suelta a su curiosidad y/o a su voyerismo. Así fue aquella bohemia tropical-andina y me recuerdo a mí mismo disparado como una bala a través de la noche neón según reza el epígrafe de James Schuyler –el gran poeta de la Escuela de Nueva York- .

[Róger Santiváñez / 27 de octubre de 2010 en Bennington, Fuerte Apache]

5 comentarios:

Anónimo dijo...

eran los lunes del sapo mi querido roger

Anónimo dijo...

aclarando que eran los lunes, ta bien. el resto de la historia esta escrita en una cajetilla de latino.

Anónimo dijo...

recuerdo las medias reses y a roger gambirini advirtiendo al respetable que "no choquen con los pasajes", a Mamani de barman de cocteles mortales, a kilowat cantando "el oso", a "mascara" jodiendo por todas partes... esos eran tiempos de bohemia.

Anónimo dijo...

Silvia Vidalón fue la reina del Sapo

Anónimo dijo...

Recordando a Kilo, Grober, Pocho, Jose Mari, "Charli"...... que se fueron,

Nelly

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